LA CELDA Y EL OLVIDO

En un pueblo del interior del país hoy es día de fiesta -8 de diciembre- la banda de músicos alegra a todos los pobladores. La iglesia cobija a los niños que vienen por la primera comunión. Es un día de la familia. Después a medio día a almorzar potajes de fiesta. "Día de la Virgen Purísima". Otros en casa a festejar el inicio en la religión católica. 

Eso recordaba mientras el policía le habló con voz fuerte, indiferente y autoritaria. "alístese que a las 7 horas le llevaremos a la comisaría para que rinda sus declaraciones, luego a las 12 horas podrá ingresar algún familiar suyo trayéndole ropa por ahora en el baño use el papel toalla"

No pudo pegar un ojo durante la noche. Ayer dormía en palacio de gobierno con la atención de muchas personas. Hoy salieron apresuradamente, corriendo con lo que tenían cerca, porque le habían recomendado, "de inmediato cierra el Congreso y luego de asilas, no hay otra salida la vacancia es un hecho, no les des gusto"

En la noche preso en el cuarto pequeño recordó con nostalgia a sus padres que en su pueblo le habían dado cobijo, trabajando sus chacras, criando sus animalitos y rezando a su Dios. Nunca le faltó nada, siempre había comida, alegría y sobre todo paz. Se preguntaba incesantemente, "de qué valió esos meses en el gobierno si nunca tuve paz" En esos días me sentía la imagen cumbre del trabajador, del dirigente, del campesino revalorado y del maestro esforzado que gracias a su esfuerzo llegó a presidente.

Sin embargo, el afán de muchos de su entorno por ser ricos en el más breve plazo era creciente en tanto otros se llevaban el dinero en miles o centenares de miles, entonces reconoció que se contagiaron o les convencieron a todo su entorno a hacerse de dinero, también, si todos lo hacían, como si nadie se diera cuenta. Hoy "esos promotores" nos delataron, otros se fugaron, se llevaron el dinero a sus cuentas, en cambio yo no tengo, ni me sirve ahora. Aquí entre las cuatro paredes de esta celda no valgo nada, soy el menos considerado, el más repudiado, nadie ansía oír mi voz. Soy detestable. 

A dónde están esos ministros que los convoqué sin siquiera conocerlos bien. Ellos sí supieron llevarse el dinero y seguro que lo gozan. Ahora ninguno de ellos se recuerda, ni me llaman. Aquí me doy cuenta que los que llegamos a la política sin conocer todos los detalles de cómo hurtan el dinero del Estado, terminas siendo involucrado, y designado como el principal responsable. Porque fuiste traicionado por tu más cercano, y el siguiente y el otro, finalmente serás el principal culpable, Y frente al nivel del cargo serás el eterno juzgado, el premio de tus opositores, el encarcelado décadas. Sé que eso me espera, qué tarde me di cuenta. 

Pobres mis hijos, mis padres, mi pueblo. Ensucié sus apellidos, estigmaticé a mis descendientes. Soy un corrupto, un irresponsable, un perdido. Entiendo por qué se quitan la vida, en estas circunstancias; porque ser corrupto y descubierto es lo peor. Pero me lo merezco, por incapaz, por asumir cargos sin preparación. Hoy esta expiación, no me vale, pero si a ustedes lectores, no sigan mis pasos, busquen el estudio, la sencilles, el bien, nunca la riqueza mal habida. Perdón papá, mamá, esposa e hijos, sufro por ustedes, merezco el castigo y su olvido.

La celda, 8 de diciembre de 2022.